sábado, 21 de junio de 2014

Koko, un gorila más humano que muchos Homo Sapiens

La mayoría de las veces, los humanos nos comportamos como animales. Es por eso que quizá, cuando los animales actúan como si fueran humanos, nos sorprende tanto. A mí, la historia de Koko me ha conmovido.


Koko es una inteligente gorila californiana de 40 años, famosa en el mundo entero, capaz de comunicarse mediante el lenguaje de signos (entiende más de mil signos y dos mil palabras habladas en inglés). Con ella, la doctora Francine ‘Penny’ Patterson (presidenta y coofundadora de la Gorilla Foundation) ha llevado a cabo el experimento más longevo que se conoce en la comprensión de signos a otra especie que no sea la humana. Koko nació en el zoo de San Francisco y desde que tenía un año de vida la psicóloga ha estado detrás de los avances del primate.

Nacida el 4 de julio de 1971 -su nombre es diminutivo de Hanabi-Ko, que significa 'Hija de los fuegos artificiales' en japonés, en referencia a su nacimiento el Día de la Independencia estadounidense-, Koko fue rescatada de la desnutrición y la enfermedad por Patterson, licenciada en Psicología por la Universidad de Stanford.


¿Recordáis la película Congo basada en la novela homónima de Michael Crichton? Pues el personaje de Amy está inspirado en la cinéfila Koko.


Y decimos lo de cinéfila porque a la gorila le encanta ver películas... A principios del verano de 2011, rodeada por las miradas curiosas de los investigadores y el resplandor de los flashes, Koko observaba tranquila la cinta italiana 'Té con Mussolini', de Franco Zeffirelli. La película avanzaba ante la expectación de los empleados del zoo, que espiaban las reacciones del primate. Todo parecía normal hasta que Luca, el niño del filme, se subía al tren que lo alejaba de su familia. Ante la intensidad del drama, Koko decidió dar la espalda a la pantalla, mientras los presentes se quedaban de piedra. Viendo una triste despedida cinematográfica, el animal reaccionó de la forma más 'humana', y explicó su reacción mediante señas que reflejaban llanto y desdicha.


Una de los sentimientos más tristes que ha compartido Koko fue el día que perdió a su fiel compañera Bolita. Una gata que había convivido con la gorila 15 años. Cuando Penny le explicó que la que fue su mejor amiga surante tantos años ya no iba a volver, Koko no pudo reprimir su tristeza.


En el sistema de aprendizaje Penny le contaba los cuentos de 'Los tres gatitos' y el 'Gato con botas', los cuales eran los preferidos de Koko. Cuando tenía 13 años (1984), ya manejaba más de 500 signos y le dijo a Penny que quería un gato, esto se representaba haciendo correr dos dedos a lo largo de las mejillas como señalando el bigote. Coincidentemente tres gatitos fueron abandonados cerca de la granja donde vivía Koko y al verlos decidió quedarse con uno que no tenía cola, que llamó 'All Ball', o sea, todo redondo o Bolita.

Koko y All Ball se hicieron famosos en 1984, cuando la fotografía de la gorila con el gatito en brazos apareció en una portada del National Geographic que dio la vuelta al mundo. Realmente, resultaba conmovedor ver una enorme gorila, fuerte y poderosa, comportándose cariñosa y maternalmente con aquel pequeño animal al que protegía y cuidaba. Mucha gente lo encontraba extraordinario…

Como extraordinaria fue la manera en que Koko curó sus heridas tras el profundo dolor que sintió al perder a su mejor amigo. Al morir Bolita, numerosas cajas y cestas con gatitos llegaron hasta la casa de la gorila. A pesar de jugar con todos, pronto eligió a su favorito: Humito (Smoky).

Koko ha demostrado al mundo que todos los animales, ya sean humanos, gatos o gorilas, son capaces de pensar, sentir y amar, y que todas las criaturas merecen nuestro respeto. Hay un mensaje que dar a las nuevas generaciones, que todos somos uno, y que los animales probablemente poseen las mismas capacidades que los humanos hasta ahora creían poseer en exclusiva. Para la doctora Patterson, la experiencia de Koko ha abierto las puertas para explorar la complejidad de las emociones de todos los animales (sin olvidar que nosotros también lo somos). La gente que convive con animales sabe lo perceptivas que son sus mascotas, y cómo se trata, en verdad, de individuos perfectamente diferenciados, con un carácter y una personalidad propias.

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